por Jorge Martens
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Mayo 15-2017
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La
razón de ser.
Desde que el ser humano habita el
planeta ha sido alimentado por una profunda necesidad de describir cada cosa
que lo rodea: las plantas,
los animales, el tiempo, el agua y el fuego. También el deseo de manifestar sus
dolores y pesares, sus angustias, sus alegrías y sus enojos, de expresar sus
ideas, aquellas con las que creó la rueda y todas las demás cosas. Comenzó así
a pintar su casa con el dibujo de los animales que cazaba, en tabletas de
arcilla creó garabatos que representaban conceptos diversos de su cotidianidad,
articuló sonidos con su voz, entonces creó la palabra, la acompaño con música y
creó la canción con la que alabó a la energía divina que lo había creado a él.
Desde entonces hasta el día de hoy, el ser humano a estado inmerso en un
permanente proceso creativo de
intercambio de información, de ideas, de sentimientos con otros seres humanos
utilizando para ello ya no solo su voz y sus manos o sus ojos y oídos, sino que
también creo cosas y encontró muchas formas para comunicarse.
Interpretando a David Berlo, podemos decir entonces que la
comunicación es un proceso dinámico y creativo donde un ser humano, integrante
de una sociedad, con patrones culturales concretos, con un lenguaje común, crea
un mensaje, en un contexto determinado por un tiempo y unas circunstancias que
lo condicionan, lo hace circular a través de una diversidad de medios o canales
para que llegue a otro ser humano, también integrante de una sociedad y con
patrones culturales concretos capaz, de producir una respuesta a ese mensaje.
Este proceso lo vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida.
Decimos que es un proceso porque es la
concatenación de distintos momentos que pasan desde la creación del mensaje
hasta su respuesta. Que es dinámico porque la comunicación esta en un estado
permanente de transformación en cada uno de los elementos que la componen, es
decir, el lenguaje cambia, la lengua cambia, el habla cambia a través del
tiempo; definitivamente, el ser humano cambia junto al mundo que vive. Decimos
que es creativo porque el ser humano diseña, en función de sus necesidades
comunicativas, lenguajes y formas de transmitir información. El ser humano no
está aislado, vive en sociedad y posee características culturales que van desde
lo global, porque vive en un mundo conectado por una red de información que
hacen de este ser humano un individuo universal, hasta lo particular reflejado
en los elementos propios del lugar donde habita. El ejemplo del campesino que
vive en los pueblos del sur del estado Mérida, que fabrica aguardiente de forma
artesanal ya no vive aislado del mundo. Se integra a él gracias al poder
de penetración que tiene la radio o la televisión.
En el devenir del proceso comunicativo,
fundamentado en la creciente necesidad de que el mensaje llegue a más
receptores y de manera más clara y expedita,
el ser humano se ha valido de recursos y ha diseñado estrategias para
transmitir sus sentimientos y sus ideas.
Es en este contexto que aparecen los
medios masivos de comunicación. Los medios masivos de comunicación no nacen,
como la gente cree, de la necesidad virtuosa y altruista de hacer de la
comunicación una herramienta para el desarrollo de una sociedad más justa e
igualitaria. No, paradójicamente nacen del ansia de poder. Es ese deseo el que
mueve a los grandes grupos económicos a empoderarse de los medios de producción
para la comunicación e imponerle a la sociedad una forma de hacer comunicación
para perpetuar una visión sesgada del mundo, caracterizada por sus altos
niveles de consumismo por mantener la pasividad social y la distorsión de la
realidad.
Frente a este modelo de comunicación de
hacer comunicación para la dominación surge un modelo de hacer comunicación
para la liberación. Esta es en esencia la razón de ser de la comunicación
alternativa.
la radio comunitaria ha sido desde sus inicios un importante medio de expresión de los desposeídos
La
democracia de la palabra.
El
empoderamiento del conocimiento de las tecnologías y de las técnicas para la
comunicación en manos del pueblo, se ha logrado transformar en un instrumento
para la organización popular. La comunicación alternativa se levanta entonces
como la herramienta que reivindica el derecho del pueblo de defender su
identidad cultural. Se transforma en la voz de los oprimidos y en la
visibilización de los invisibles. Favorece la toma de conciencia en la
autocrítica para elevar la autoestima. Es en esencia comunicación para el
cambio social y la transformación democrática. Se sustenta fundamentalmente en
una amplia participación del pueblo en todos sus procesos.
Ningún
sistema de comunicación alternativo
puede ser impuesto sobre la comunidad, sino que debe ser el resultado de
una necesidad sentida. Más aún, la comunidad –a través de sus líderes
populares- debe ser partícipe en todo el proceso de gestación, instalación y
gestión del sistema. Sólo un proceso genuino de participación a través del cual
la comunidad se apropie del
instrumento de comunicación, puede garantizar la sostenibilidad y permanencia
en el tiempo. Precisamente uno de los aspectos que distingue, en lo íntimo, en
lo organizativo y en lo social, a los medios alternativos de los medios
capitalistas, es esa capacidad de integrar a la comunidad, de convertirse en
portavoz de las expresiones democráticas de la comunidad, en busca de cambios
sociales y el mejoramiento de las condiciones de vida. Sin esta condición, no
puede hablarse comunicación popular. Todo ello con el objetivo de generar una cultura del protagonismo social para el
desarrollo y para la superación de la pobreza, en lugar de un medio al servicio
del protagonismo de los líderes políticos y sociales. El proceso
comunicacional comienza en la comunidad.
el teatro a través de los siglos se transformó en el vehículo de la palabra
La
televisión comunitaria. El audiovisual en manos del pueblo.
Las ventajas tecnológicas, inicialmente
dirigidas a la producción de videos familiares, benefició enormemente el movimiento de video
independiente y popular. Los sindicatos, los grupos de mujeres y jóvenes,
las comunidades indígenas y otros sectores se armaron de cámaras de video
para documentar su realidad. Las experiencias se multiplicaron por doquier,
tanto en los países industrializados como en los países del mal llamado tercer
mundo. El activismo comunicacional que el video pudo alimentar fue enorme, en
muchos ámbitos de actividad relacionados con la libertad de expresión y de
organización, así como en proyectos de desarrollo. Hemos analizado un abanico
de experiencias en otras partes. El video contribuyó a que mujeres analfabetas
de la India ,
por ejemplo, se organizaran en grupos de producción de video documental para
mostrar la realidad de su vida cotidiana y apoyar las reivindicaciones de su
organización, SEWA. En Brasil, los indígenas Kayapo encontraron que el video
era un arma idónea para luchar por su tierra, por sus tradiciones y contra los
planes de destruir la selva amazónica. En Tanzania el grupo Maneno Mengi
utiliza el video como un instrumento de reflexión, un espejo que permite a las
comunidades de pescadores o campesinos analizar sus problemas y buscar
soluciones a través del diálogo. Las aldeas zapatistas en el sur de México
utilizan también el video como medio de comunicación entre las comunidades
indígenas, y ofrecen testimonio de la represión y de sus avances organizativos.
Los Tigres Tamil, combatientes de la guerrilla en Sri Lanka, han capacitado a
350 jóvenes en el manejo de cámaras de video, para que documenten los ataques
del ejército en contra de la población civil; varios han muerto al realizar ese
trabajo. En Guatemala, en el marco de un proyecto de la UNESCO , mujeres mayas
utilizan el video para documentar aspectos de la filosofía educativa y la
didáctica maya y su aplicación en escuelas experimentales. En Chile, durante la
dictadura de Pinochet, activistas políticos utilizaron el video para elaborar
noticieros alternativos que circulaban clandestinamente en sindicatos e
iglesias de base. Podríamos seguir mencionado muchos otros ejemplos.
Algunas de las experiencias de video
alternativo y participativo llevan el nombre de “televisión” cuando en realidad
no lo son. En Brasil hay por lo menos tres importantes: la TV de los Trabajadores,
TV Viva en la ciudad de Recife, o TV Maxambomba en Río de Janeiro, que han
adoptado en su nombre la palabra “televisión” pero en realidad son grupos
independientes de video que producen y exhiben sus obras en lugares
públicos. Quizás han incluido la palabra “televisión” para significar que
una parte muy importante de su trabajo es la difusión de los videos, utilizada
como una alternativa al gigantesco monopolio de la televisión brasileña, TV
Globo. En un contexto bastante diferente, la Televisión Serrana de Cuba, es
también un grupo de video que produce y difunde sus documentales y videos en
una zona rural olvidada por los medios de comunicación estatales.
Cualquiera que sea el nombre, la
vitalidad del movimiento independiente de video, particularmente en América
Latina, es enorme. La fortaleza del video independiente está en el proceso
participativo, y no solamente en los productos. Es la suma de iniciativas
de producción, de difusión y de debate lo que importa. El video independiente
no es una golondrina en la primavera, sino un proceso de migración masiva del
testimonio y la memoria, a manos de los actores colectivos. Una buena parte de
la historia no-oficial de los pueblos de América Latina ha sido documentada en
video, aunque haya sido negada y escamoteada por la televisión comercial u
oficial. La identidad latinoamericana está siendo preservada a través del
video, y a veces recreada, como sucedió con los indígenas Nambikwara de Brasil,
quienes recuperaron algunas prácticas tradicionales, ya olvidadas, gracias al
video. En Guatemala, el grupo de video Comunicarte grabó en video durante más
de diez años imágenes del movimiento popular, así como el descubrimiento de
fosas comunes clandestinas donde fueron sepultadas miles de víctimas de la
política de “tierra arrasada” del ejercito.
El video independiente es un movimiento
amplio, de carácter libertario, que no obedece a una dirección única pero se
desarrolla en la dirección de la justicia social, la memoria colectiva y la
organización comunitaria. No es solamente un fenómeno de producción que desafía
los modos convencionales de hacer cine y televisión, sino también una propuesta
alternativa de difusión, en plazas públicas y espacios colectivos.
El
gran reto de la televisión comunitaria es desarrollar una propuesta
estético-televisiva y cultural que se convierta en una de los sustentos
principales de su legitimidad en el seno de la comunidad, que satisfaga los
deseos y expectativas de una audiencia crítica y comprometida con su medio de
comunicación. A diferencia de la televisión comercial e incluso la televisión
del Estado, la televisión comunitaria planta sus raíces en la cultura
local. Esto no significa la negación de otras culturas, pero sí la
afirmación de una identidad propia, identidad que con frecuencia es negada por
los medios masivos de alcance nacional. El principal rasgo
distintivo de esa pertenencia a la cultura local es el uso de la lengua o de
las lenguas más importantes en el radio de influencia de la televisión
comunitaria. Este tema ha sido ampliamente debatido con relación a la radio
comunitaria. La pertinencia cultural se refleja incluso en los horarios
de programación, para que sean compatibles con las labores de la población,
particularmente en áreas rurales. La vestimenta y las expresiones de lenguaje
que utilizan los presentadores, así como los decorados del estudio, los
logotipos y los formatos de los programas, deben ser coherentes con la cultura
local.
El cine en toda su dimensión abre un abanico de posibilidades para la comunicación alternativa
Como
conclusión.
En un mundo donde la tecnología ha
reducido las distancias, y donde los medios de información alcanzan los
rincones más apartados del planeta, la televisión comunitaria no debe verse en
soledad, aislada de otras influencias y otros medios. Su supervivencia y
permanencia en el tiempo depende de su capacidad de articularse con otras
experiencias similares, y converger hacia nuevas tecnologías que pueden mejorar
su alcance y su posibilidad de diálogo. La conformación de redes con
organizaciones que tienen objetivos parecidos contribuye a romper el
aislamiento, así como las alianzas con organismos no gubernamentales, con
cooperativas, con proyectos de desarrollo, con escuelas y bibliotecas públicas,
con grupos de jóvenes y de mujeres, y con todos los demás actores locales. La
convergencia con nuevas tecnologías que usan el potencial de difusión de
Internet, es otro aspecto que debe tomarse en cuenta. Por ejemplo, la Internet
se ha convertido en una fuente de información, pero sobre todo en un instrumento
que facilita la constitución de redes virtuales. El primer paso
es el aprendizaje. El reto es
desarrollar y descubrir la creatividad, recuperar y reelaborar temas, lenguajes
y formas narrativas identificables con la propia cultura, coherentes con las
necesidades de la nación y con miras al rescate, protección y socialización del
patrimonio cultural vinculado al servicio y a la vida de las comunidades.
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